
Cuando vi el bote, no pude quedar ajeno. Me llamó la atención, me atraía como un imán. Estaba abandonado en una calle que lleva al lago en el pueblo de Las Rabonas.
«¿Cuánto mar habrá recorrido?, ¿De cuántas aventuras habrá sido testigo?», pensé.
Aquí la foto de restos del tiempo pasado, o quizás, de recuerdos surcando mares, los de esperanzas y alegrías buscando puertos distintos.
Minutos después, llegué al lago, al final de la huella, y pude observar que otros botes navegaban buscando sus destinos.